“El pueblo tiene el derecho y el deber de participar individual

 y colectivamente en la planificación y aplicación de su atención de salud”.

Declaración de Alma Ata. Atención Primaria de la Salud (1978)

Las Sociedades de Fomento y Cultura en nuestra ciudad cumplen un rol fundamental para el desarrollo . De la década del 30 en adelante fueron fundamentales en la creación de bibliotecas y espacios para el progreso de las comunidades gestionando ante el Municipio los distintos servicios necesarios para urbanizar la ciudad. A partir de la década del 50 y gracias a la impronta de Ramon Carrilo como Ministro de Salud, poco a poco las SFyC construyeron Salas Médicas para hacer realidad el derecho a la Salud en los barrios. En el caso de Anchorena, desde sus inicios las primeras comisiones se sumaron a la “movida” con la creación de una Sala Médica barrial provista de una cantidad importante de consultorios y espacios para nuestro barrio y barrios vecinos. La progresiva inversión de recursos provistos por los socios en una infraestructura orientada a la salud, se objetiva en nuestra sede.

Con el paso del tiempo y los cambios en la sociedad que exigían sumar servicios para los asociados en los barrios, las Sociedades de Fomento solicitaron al Municipio que el Estado se hiciese cargo de los gastos generales de los servicios y del mantenimiento en general (tal como está previsto en el art. 1536 del Código Civil donde se hace referencia en las obligaciones de los comodatarios) como del mantenimiento de todos los materiales cedidos; en Anchorena no solo se cedió el lugar, sino amoblamiento, equipos de aire acondicionado /calefactores, instrumental de alta precisión para odontología, equipos. Producto de las distintas solicitudes en la década del 80/90 surge una Ordenanza (actualmente desaparecida, no hemos podido encontrarla) donde el Concejo Deliberante establece una fórmula para el otorgamiento de un “subsidio” que permita a las Sociedades de Fomento afrontar los gastos de las Salas Médicas (Unidades Sanitarias) para que no dependan de los recursos comunitarios… no solo la ordenanza se encuentra desaparecida sino que en los últimos años los subsidios municipales han sido bajísimos aspirando los pocos recursos que generan las SF, lo que impacta directamente en la posibilidad de brindar otros servicios a los asociados y al barrio, a lo que se suma el quite progresivo de posibilidades de atención territorial objetivado por el cierre de Unidades Sanitarias, la disminución del personal en las que quedan en funcionamiento, y la no prestación de un servicio tan básico como la “toma de presión” como oportunamente hemos señalado.

Pese a todo las Sociedades de Fomento de nuestra ciudad siguen trabajando para crear infraestructura y brindar servicios a los Socios y los barrios y estos nuevos espacios también son utilizados para la realización de diversas acciones que se consideran del Primer Nivel de atención como distintos talleres que el Municipio realiza en los barrios de la ciudad, de esta manera seguimos “participando” en las estrategias de salud, cultura y deporte.

En el año 1978 la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud junto a otras organizaciones realizaron lo que se conoce como “Declaración de Alma Ata” estableciendo los Principios directrices de la Atención Primaria de la Salud. 45 años después las comunidades y organizaciones sociales territoriales – al menos en Bahía Blanca – seguimos a la espera de poder ejercer nuestro derecho a la participación en la planificación, aplicación y control de las políticas y acciones del Primer Nivel de Atención en nuestros barrios.

Luego de las lamentables expresiones televisivas de quien fuera el director de Salud del municipio en 2023, hicimos pública nuestra opinión en una serie de artículos como “Subsidio municipal a la sociedad de fomento ¿quién subsidia a quien?   y “Mitologías de la Dirección de Salud sobre las Sociedades de Fomento” donde señalamos la visión errónea del Municipio y mostramos cómo en la práctica municipal la llamada “participación comunitaria” es reducida a la cesión de infraestructura para de esta manera sostener el Sistema de Atención asignando el lugar de “cooperadoras” a nuestras organizaciones de base territorial . El Dr. Floreal Ferrara definía este tipo de prácticas como “manipulación” en tanto se movilizan los recursos humanos y económicos de la comunidad para reducir los costos sanitarios sin hacer lugar a la participación de las comunidades en los procesos de análisis, planteamiento de las necesidades, identificación de los problemas, toma de decisiones y control; que corresponderían más allá de quien provea el lugar para el funcionamiento de los CAPS. En uno de sus conocidos libros Ferrara dirá que “se instrumentaliza a la población convertida simplemente en una herramienta, como mano de obra de bajo costo” (Floreal Ferrara, pag. 194 en Teoría Política y Salud tomo III, Ed 1988 )

“La atención primaria de salud exige y fomenta la participación de

 la comunidad y del individuo en la planificación, la organización, el

funcionamiento y el control de la atención primaria de salud”.

Declaración de Alma Ata. Atención Primaria de la Salud (1978)

                En 45 años de Alma Ata para los Estados no ha sido prioridad la participación de las comunidades, entonces debemos preguntarnos ¿qué obstáculos se presentan para que los barrios no participen en la planificación y la toma de decisiones respecto de las acciones a realizar en APS? Básicamente dos (1) de la políticas sanitarias (2) de los equipos de salud.

Ausencia de una Política de Salud participativa

La principal dificultad de la Política Sanitaria local ha sido la negativa o la imposibilidad de construir estructuras de Co-Gestión en APS, donde la comunidad organizada a través de Consejos de Administración Estado-Comunidad participe del diagnóstico, planificación y seguimiento del Plan para el territorio barrial.

Si Uds. leyeron el artículo sobre “los cuidados perdidos en las Unidades Sanitarias Municipales” cae de maduro que en barrios con una importante población de Adultos Mayores como Anchorena-Villa Mitre y Sánchez Elías son necesarias acciones concretas que apunten a la atención de dicha población, que no por tener vivienda, dejan de vivir en condiciones de subsistencia debido a las magras jubilaciones. De la misma manera en otros barrios son necesarias acciones concretas que apunten a la niñez o a la maternidad joven, y así con cada uno de los contextos territoriales que no obedecen a la lógica del mapa de las Areas del Municipio. La realidad NO es homogénea, tampoco las necesidades y las condiciones de vida de los grupos.

La dificultad de acciones concretas y adecuadas a los requisitos sanitarios de las distintas comunidades se debe a que el Sistema de APS municipal se escucha a sí mismo, no a las organizaciones de la comunidad ni a las personas, traduciéndose en una práctica con perspectiva  “colonizadora” donde la comunidad es objeto y no sujeto en las políticas sanitarias.

Una verdadera planificación participativa con la comunidad organizada que utilice como herramientas de decisión- por ejemplo-  Consejos de Administración de APS barriales, evitaría el mal uso de los recursos permitiendo optimizar el presupuesto existente en un contexto donde la crisis económica es cada vez mayor. Ejemplificamos este ítem con la solicitud que realizáramos en 2023 para una actividad de taller con adultos mayores, donde la respuesta fue que lo único disponible era un “taller de manipulación de alimentos” ¿?, graficando de forma clara que no se planifica según un diagnóstico de las necesidades sino a partir de una “oferta” que a alguien se le ocurre suponiendo que “sabe” lo que las comunidades necesitan. La no consideración de la realidad efectiva se suma a la distribución discrecional y arbitraria de los recursos de “talleres” (a unos sí… a otros no). Las Sociedades de Fomento quieren colaborar y aportar, pero también quieren que existan espacios donde realmente se escuche a las organizaciones barriales que conocen las distintas realidades y que los recursos asignados funcionen para resolver problemas, no con otro tipo de lógicas.

Sin idealizar sistemas asambleistas producto de otros momentos y contextos históricos que han demostrado enormes dificultades de implementación entre otras cosas porque los equipos de Salud son rentados y los miembros de la comunidad voluntarios que participan donando tiempo al trabajo comunitario, consideramos que no es imposible sentar en una misma mesa a comienzos de cada año a los representantes de las Organizaciones de los barrios junto con los Equipos de Salud para realizar un diagnóstico y plantificación, de igual manera que juntarlos una vez al mes o cada dos meses para evaluar la marcha del Plan. Esto no debiera generar temor en los equipos profesionales que pueden sentirse invadidos, sencillamente a las comunidades no les interesa decirle a un médico o enfermero como hacer su práctica, sino participar como primer interesado de que las cosas salgan y se hagan bien en ese territorio intermedio entre Equipos de Salud – Comunidad donde sí tienen para decir, porque saben más de lo que pasa en el barrio que lo que pueden indicar las estadísticas sesgadas de la atención en la Unidad Sanitaria.

Los Concejos de Administración de APS como estrategia de participación y mejora del sistema de salud, también estarían en condiciones de evaluar Proyectos de talleres, porque son sus destinatarios. La presentación y evaluación de los mismos sería determinante para que las prácticas no sean homogéneas sino adecuadas a cada comunidad, exigiendo al tallerista la presentación de planes pertinentes a las necesidades diagnosticadas y no la simple repetición de la actividad en distintos lugares como si todos fuesen iguales. Por ejemplo si tomamos el “item” Taller de Cocina claramente no es lo mismo generar un espacio donde las madres adolescentes aprendan a hacer uso de la caja alimentaria, que un taller orientado a los hermanos mayores que cuidan a los mas chicos mientras los padres trabajan; o un espacio de cocina donde los adultos mayores aprendan determinadas recetas saludables de bajo costo real que les permitan autocuidarse en enfermedades cardíacas, diabetes u otras. Estos datos comúnmente escapan a la estadística de la atención de la salud pero no debemos olvidar que la pertinencia de los proyectos de actividades de talleres tiene un fuerte impacto preventivo sobre aspectos nutricionales, enfermedades, accidentes en la infancia – estos últimos pueden tener consecuencias graves para la vida futura del niño-

En estos modos de gestión el destino de las actividades que sugiera el Consejo de Administración de APS se dirige por parte del Estado desde Salud hacia las distintas áreas municipales (cultura, deportes, urbanismo, etc); mientras que las Sociedades de Fomento realizan y organizarían actividades teniendo en cuenta la posibilidad de incorporar las sugeridas que quedan por fuera de la planificación y el presupuesto de APS, operando de forma suplementaria.

La dificultad con los equipos interdisciplinarios

                Como señalara Floreal Ferrara, uno de los problemas de los Equipos de Salud es el peligro tecnocrático y autoritario de los profesionales que se sostienen en una asimetría con la comunidad ocupando una posición “pedagógica” (yo sé lo que vos necesitas), útil para desestimar o quitar valor a criterios o propuestas de las comunidades, lo que obstaculiza las prácticas democráticas.  Este punto no lo abordaremos pero es importante que quede claramente señalado.

Estamos en Enero y hay una nueva gestión, es la oportunidad de que se produzcan cambios, o que se continúe de la misma forma y como dice el dicho “si siempre haces lo mismo, siempre vas a obtener lo mismo”.

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