¿Cómo son a esta edad?
Los niños y niñas en esta etapa desarrollan paulatinamente mayor independencia física de madres y padres. Son muchas las habilidades nuevas que van diferenciando esta etapa de la anterior. A partir de los nueve meses, los bebés comienzan a gatear y a pararse, y alrededor del año, a caminar.
Durante el segundo año de vida, el lenguaje comienza a aparecer claramente: empiezan a decir sus primeras palabras sueltas, luego frases cortas y también empezarán a nombrarse a sí mismos. Los niños y niñas construyen el significado de la palabra «yo», aspecto que revela su primer sentido de independencia de la mamá.
Es una etapa en que juegan mucho y ponen su cerebro en funcionamiento de una manera divertida. Disfrutan imitando lo que hacen los demás y juegan con elementos diferentes que estimulan su imaginación.
¿Cómo poner límites?
Los límites en esta etapa están relacionados principalmente con dos aspectos: la rutina diaria y la seguridad integral de los niños y niñas.
Rutina diaria: Los adultos decidimos el horario para despertarse, comer, bañarse y jugar, así como el lugar donde estas actividades van a ser realizadas. Por ejemplo, comer en la mesa y no en el dormitorio; o jugar en la sala, pero no en donde se cocina. De esta manera, se proponen límites a partir de los cuales los niños y niñas aprenden las nociones de tiempo y espacio.
Seguridad integral: Cuando empiezan a caminar, los niños y niñas deambulan de un lado a otro y tocan todo aquello que está a su alcance, especialmente cosas riesgosas para ellos, como parte de su aprendizaje.
Rabietas o berrinches

Ocurren en una edad en la cual los deseos e impulsos son muy fuertes, los niños y las niñas tienen poca experiencia en tolerar las frustraciones y su lenguaje y sus habilidades de expresión y descarga todavía son limitados.
Las rabietas o berrinches son un comportamiento normal en el desarrollo. Son más frecuentes e intensas en algunos niños que en otros y empeoran con la fatiga, el apetito o cualquier tipo de malestar.
A veces, los padres, madres o cuidadores cedemos frente a estos berrinches y así generamos que nuestros hijos e hijas identifiquen los mecanismos para desafiar las reglas de la familia, lo que nos lleva a perder autoridad. Niños y niñas no se sienten seguros ante esta situación, sino todo lo contrario: encuentran una manera de tener poder sobre su madre, padre o cuidadores.
¿Qué podemos hacer frente a un berrinche o rabieta?
PREVENIRLAS
- Distraer y cambiar el foco de atención: Se los puede distraer con algún objeto y otra actividad, para cambiar el foco de atención de algo que «no se puede», por otra cosa que «sí se puede». Por ejemplo: el niño está alrededor de una mesa y quiere agarrar el celular de un adulto para jugar. En un caso así, se puede quitar el celular de la mesa y ofrecerle un juguete u otro objeto alternativo para que juegue.
- Dar contención: Si le cuesta salir de su rabieta y no sabemos cómo ayudarlo, podemos hacerlo diciéndole: «Te voy a ayudar a que salgas de esto». También lo podemos hamacar, cantarle o abrazarlo para calmarlo.
- No ceder: Nunca vamos a acceder a darle o hacer lo que quería, aunque sea posible o razonable. Tiene que aprender claramente que una rabieta no lo acerca a ninguna solución.
Una vez que la rabieta pasó, podemos manifestarle la alegría de que haya recuperado el control y enseñarle cuál habría sido la mejor manera de actuar o de expresar lo que sentía, estimulando el uso de palabras.
«¡Así está mucho mejor!
No había por qué
enojarse tanto».
Extraído de la cartilla de UNICEF “Trato bien: Guía para la puesta de límites no violentos en el ámbito familiar, dirigida a madres, padres y adultos al cuidado de los niños, niñas y adolescente”